sábado, 14 de noviembre de 2020

Presentación del libro

 En la noche del viernes 13 de noviembre de 2020, en el bar Break, presentamos el libro con todos los integrantes del taller El que piensa pierde.  

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jueves, 5 de noviembre de 2020

Pasen y vean

Bienvenidos al primer libro digital escrito por los integrantes del Taller literario El que piensa pierde, orientado por Pablo Silva Olazábal.

Se trata de ocho cuentos ilustrados por artistas visuales que han usado la lectura como detonante para crear imágenes personales. Los autores de los cuentos son: Hugo Álvarez Carpi,  María Noel Arijón, Silvia Carrero Parris, Yamandú Cuevas,  Cristóbal Ibar, Cristina Ochoviet e Irene Salom.

Los artistas visuales son: Raquel Barboza, Mariana Fossatti, Marta Villa Plada, Gustavo Fernández Cabrera, Mauricio Planel Rossiello, Pilar González, Daniela Acuña, Nuria Rodríguez, Orietta Sugo y Marcia Albuquerque. 


 

La tapa del libro (y el logo) son creaciones de Yamandú Cuevas.

Dice la contratapa:

 Como en un caleidoscopio comparecen aquí ocho cuentos que proyectan situaciones que integran historias múltiples, diversas.

Se ha dicho que todo libro tiene su magia, pero este tal vez la haya duplicado: estos cuentos partieron de una imagen pero han acabado por generar otras. Ocho artistas visuales replicaron su lectura en otras tantas creaciones; quizás en un futuro esas imágenes sean detonante de otros tantos cuentos. La cadena es interminable. Es grato pensar que cada eslabón nos libera un poco más.


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Prólogo
 
Pasen y vean

Estos ocho cuentos que vienen a continuación poseen abordajes, temas y estilos diversos pero también tienen algo en común: fueron creados en un taller literario –que dicho sea de paso tengo el honor y placer de orientar– durante el 2020, a través de la virtualidad impuesta por la pandemia y dentro de la dinámica de un tiempo acotado. Pero quizás esto no sea lo más destacable; tal vez sea necesario mencionar que fueron escritos en un clima de distensión y sin mayores pretensiones que las de bucear en la imaginación personal de cada uno de sus autores. 

Todos fueron escritos a partir de imágenes –fragmentadas y frecuentemente artísticas, pero no siempre– en un breve lapso que nunca excedió los 25 minutos (obviamente después fueron corregidos y pulidos, pero lo central nació allí, al unísono, en ese tiempo tan breve).
“Escribir sin pensar” fue la consigna que marcó los pasos: seguir al vuelo las historias que la mente dispara ante la observación (efímera) de una imagen frecuentemente borrosa o poco definida.
Sin embargo, a pesar de compartir condiciones tan ajustadas y simétricas, estas historias no pueden ser más distintas. Es difícil encontrar alguna afinidad entre ellas porque exhiben una paleta expresiva muy amplia, sobre todo temática. Irene Salom, por ejemplo, cuenta una historia donde la realidad política del pasado reciente repercute en ominosa siembra de silencios familiares. Cristóbal Ibar ambienta su cuento en el desierto, en un momento álgido y por desgracia frecuente de las dictaduras que asolaron nuestros países. Hay otros textos, como el de Yamandú Cuevas, donde las imágenes se suceden fulgurantes a través de océanos y generaciones. Otros abundan en el misterio de la personalidad, como el de María Noel Arijón, o el de largos odios familiares, como el de Hugo Álvarez. Hay fantasías felinas y sexuales, como las que narra Cristina Ochoviet, que quizás puedan ser un tanto peligrosas. En otros hay una desorientación tan profunda que alcanza a la mayor pérdida imaginable, la de la identidad, que es el centro del relato de Silvia Carrero. Y, finalmente, hay “algo en el aire”, una amenaza indescifrable que tiñe de sombras un momento que pudo ser luminoso, como ocurre en el cuento de Sonia Wolf. 

Todo libro tiene su magia, pero este libro álbum la ha duplicado; los cuentos que lo integran, que partieron de una imagen, han acabado por generar otras. Ocho artistas visuales, convocados y provocados por su lectura han creado las ilustraciones que dialogan con cada cuento. La cadena del arte es infinita y se alimenta de sí misma; quién sabe si en un futuro estas espléndidas imágenes no serán el detonante de otros cuentos. Todo está abierto, siempre.
Así que infinitas gracias por la sensibilidad y la maestría a los artistas visuales que interpretaron los cuentos.

Estas historias piden ser leídas como quien, en la mesa de un bar, oye un diálogo cercano y ajeno, o mira sobre el hombro del otro para leer una noticia, o tal vez para ver una caricatura o la foto de un diario del vecino, casi sin pensar. 

La puerta está abierta. Pasen y vean.

Pablo Silva Olazábal


Presentación del libro

 En la noche del viernes 13 de noviembre de 2020, en el bar Break, presentamos el libro con todos los integrantes del taller El que piensa ...